ULITEO LA PAGINA DE "NADIE" (ULISES) Y DE "TODOS" (PROTEO)

Friday, December 28, 2007

Ya te seguiremos, Alvaro, pero sin prisas

AUNQUE NO TENGAMOS PRISA, YA TE SEGUIREMOS, ÁLVARO

Por Aurora Suárez y Freddy Quezada

La muerte desde hace tiempo no nos sorprende, sólo el inmenso dolor que confiere cuando se manifiesta: impredecible, a veces inmensurable o bien, pasajero. Hemos criticado desde siempre, el hecho de ensalzar a las personas que mueren. Generalmente, son disparos repentinos de letanías ensalzantes de sus virtudes y defectos cuando en vida o lo más común, sobre su legado profesional, intelectual y político…y muy poco, sobre el lado humano, como si el único fin y fruto de la vida se redujera a lo primero. Es decir, las personas desilustradas, sin registros inventivos o carreras radiantes, parecieran no ser importantes.

Violentando todas esas normas, más bien les llamaríamos “vicios sociales” que nos escinden, queremos compartir el otro lado de Álvaro, nuestro amigo y hermano en principio; gran poeta, crítico y pensador. En el Museo de Rivas, donde se efectuó su vela le acompañaron familiares, amistades de siempre, letrados rivenses y cinco amigos de Managua. Fue una noche extraña, de esas indefinibles. Un volver atrás a los tiempos coloniales, marcados por la reverencia y los formalismos, sin excesos de ninguna índole, silente, discreta. Una noche reencarnando al Álvaro-niño, Álvaro-adolescente; apartado, atrapado por la lectura y las reflexiones, escuchando el rumor lejano del Lago arrastrado por el viento. Muchos pensarán en este preciso momento: ¡Nada que ver esa vela con Álvaro¡ Algunos que realmente lo conocimos además por el “otro lado”; desde sus tristezas, angustias y soledades, experimentamos placer porque estábamos compartiendo con él, esa comunión familiar, íntima, a como fue su vida personal. No la de noches bohemias, amaneceres sin sol, adulaciones frías, comidas heladas de la fritanga, promesas no cumplidas o conversaciones encasilladas en lo estrictamente intelectual. No la de las Instituciones o élites poéticas e intelectuales que reverdecían con su presencia pero que estuvieron ausentes en los últimos tiempos. Esos y ésas, no estaban.

¿Cómo eras realmente? El de las confesiones telefónicas matutinas o nocturnas para darle aliento a tu vida, amante del té frío de durazno o rosa de jamaica compartidos con placer, el depositario de secretos y conspiraciones dichas al oído, el disfrute en conocer la magia cibernética, la pasión por la lectura (Cioran, fue una de sus últimas adicciones), el disfrute de la comida (sin límites, sobretodo la italiana) la fabricación de caricaturas verbales (apodos, a como “decentemente” les llama Iván Uriarte), la pasión por la música (desde Erick Clapton, pasando por el Bossa Nova, Piazzolla hasta Silvio Rodríguez), la sencillez de compartir con alegría sus últimos poemas, llevándolos bajo el brazo, todavía con tachones para leérnoslos, reconocer las virtudes humanas, ser la intersección de los mundos que deambulan en el espacio de la poesía nicaragüense, el desinterés por figurar y el no dejarse seducir por el poder. Enseñarnos a saborear la poesía, comerla hasta la saciedad. Desnudarse ante todos a través de ella, como es el caso de su última obra “Tierra sin tiempo”, esencialmente premonitorio: su encuentro, aceptación o resignación ante la muerte, a la que no temía pero, si sabía que tenía cosas pendientes aún por producir.

De eso quedamos claros, los muy cercanos a él. Álvaro se encontraba en un momento muy cercano al clímax de su consagración como un gran poeta y pensador. En la presentación del último libro de Iván Uriarte, su crítica literaria fue más que eso, una lectura filosófica de la misma. Rompió con el mito filosofía vs. poesía, basado en la frase de la Zambrano que dice algo así: “el filósofo busca, el poeta encuentra”.

Resulta imposible en este escrito, emergido desde lo más profundo, omitir comentarios sobre la filosofía de Álvaro. Se podría decir que terminó anclada cada vez más en un placer y un dolor situados simultáneamente en ambos cuadrantes. Tal testimonio se puede identificar en “Tierra sin tiempo”, el que explicaría su afición postrera por Cioran y la búsqueda religiosa de un sentido. Encontrar el dolor sadiano de un placer no obtenido (Fémina Suite), y el placer cristiano de un sacrificio buscado (La corona de espinas). Uno en el otro, y el otro en uno.

¿Han visto esa película de Scorsese, “Los Infiltrados”, donde el “malo” (Matt Damon) dentro de los “buenos”, llama al “bueno” (Leonardo Di Caprio) dentro de los “malos” y ambos saben quién está detrás de cada celular, pero no se dicen absolutamente nada? Como si el yin yan estuviera a la escucha de sí mismo. Se abre entonces un silencio, poético y terrible, como el que usa Álvaro para descargar “Tierra sin tiempo”. Ese silencio de Scorsese, es la autopoiesis de Álvaro (al fin y al cabo, artistas ambos). Ese silencio creador es el instante en que se instalan los seres sencillos y los poetas, desde donde nos llaman y a donde seguramente parten cuando mueren.

Otro aspecto en la obra alvariana, es el tiempo; una de las razones por las que creemos que no se pueden conocer a los demás. Es el tiempo autopoiético que pasa, destruye y crea a la vez, anulando los conceptos de los que quedamos colgados los intelectuales, mientras los objetos se mudan, nos ignoran, nos incorporan, nos mezclan, nos trituran, nos cambian y luego vuelven a aparecer irreconocibles, en el momento en que todavía seguimos con ellos, creyéndolos sólidos. “Nunca nadie termina de redondear lo suyo/, la intransferible historia/, las formas del enigma/, la esperanza de antemano incendiada. (…) El tiempo pasa sin pronunciar su juicio (…) y siempre en despedida!


Sólo nos resta decir querido amigo y hermano, que fuiste simple y sencillamente un hombre bello. Ya te seguiremos inexorablemente, aunque no tenemos prisa, Alvarito: Nuestro cariño, admiración y respeto para vos por siempre.

Thursday, December 20, 2007

Los cortesanos

LOS CORTESANOS

Nota de presentación: un amigo argentino me envió un libro que, a su decir, sin buscar compasión ni presentarse como víctima del sistema, financió de su magro salario de profesor de Historia de una universidad del interior de Argentina. Espero que lo disfruten.

Por Carlos Schulmaister

(Del libro “Intelectuales: entre el mito y el mercado”, Edit.General Roca (R.N.) 2007, Argentina)

Gracias al mercado y a la publicidad algunos intelectuales llegan a convertirse en cortesanos del Poder y en algunos casos en hetairas del mismo. Si bien el fenómeno es un clásico de América Latina, para corte y cortesanos no hubo ni habrá nunca nada que supere la época del Innombrable, aunque da lo mismo decir El Sátrapa.

Esta colocación de los intelectuales acarrea la posibilidad de múltiples masajes al ego, a su fatuidad y vanidad: ser funcionarios, asesores, almorzar o cenar con los gobernantes de cuando en cuando, ser mencionado por éstos (¡el éxtasis!), y otras más ambiguas. Además de recibir halagos precisos e identificables, y otros imprecisos, motivados en su condición de estrellas rutilantes.

Los tocados por la varita mágica se desviven por participar de las fiestas de la corte, por ser vistos por el César, por cruzar miradas chispeantes con él, por ponérseles por delante y sonreírle, en tanto otros cultivan el rol de insobornables pero rogando íntimamente que su fingida reserva y laconismo lo seduzca y le haga razonar que le vendría muy bien que la gente lo asocie con intelectuales honestos y capaces como él (como el intelectual), que “no están quemados”… todavía.

Un recurso propio de intelectuales para soportar su extranjeridad en el Poder es agruparse y desde allí intentar revenderse al César con un presunto mayor valor agregado: “el grupo X…”, “la Mesa de…”, pensando en general que aquél es un tarado que no se da cuenta de la jugada, cuando en realidad el César ya está de vuelta y si acepta es porque piensa sacarle algún rédito a la operación. Puestos en esa carrera, no dudan en felicitarlo por la inteligencia demostrada al haberlos convocado a participar, y prometen y se prometen días venturosos para la patria por tal hecho. A partir de allí sueñan con una carrera política (invariablemente con jubilación privilegiada al final).

En consecuencia, andan de subsecta en subsecta, merodeando, influyendo, hablando en la oreja (“asesorando”) a politiqueros, señalando réprobos pues es fundamental para ellos marcar su propio territorio como el macho de la manada contra los machos extraños.

Así se va construyendo una acumulación de poder de influencia cuya operatividad puede llegar a ser siniestra, a pesar de sus importantes lauros, sus honorables trayectorias y sus muy elevados propósitos iniciales.

Pero esto no es privativo de nuestro país ni de países latinoamericanos. También sucede en la culta Europa. Es consecuencia de un principio económico muy simple: los bienes son limitados y los aspirantes aumentan constantemente.

¿Qué diferencia tienen éstos asaltantes del poder con los intelectuales orgánicos del campo marxista? Ninguna. Ambos usan al poder y a las masas en su propio beneficio.

De todos modos, son tan nocivos los orgánicos de la izquierda que renuncian al ejercicio de su autonomía intelectual a cambio de integrar la nomenclatura, como los que se venden por un jugoso contrato al Poder político o a las corporaciones en calidad de tecnócratas estables.

¿Cómo es la relación de los intelectuales con el Poder y con los Medios de Masas? Muy aceitada. ¿Qué ganan y qué pierden? Ganan mucho y pierden poco pues las pérdidas morales no las computan. ¿Qué condicionamientos reciben? ¿Pueden resistirlos? ¿Desean resistirlos? ¿O se dejan de entrada nomás como una prostituta?

Las utilidades son considerables. No es, por lo tanto, ningún lugar despreciable. Dinero, viajes, relaciones, jubilación abultada, reciclamiento en el funcionariado, ascenso social, una buena herencia a los hijos. La posibilidad del lagrimón nostálgico el día de mañana, al recordarse hijo o nieto de aquel inmigrante pobre que no logró alcanzar su sueño de bienestar definitivo… y en cambio él… ¡las cosas que fue capaz de hacer como reivindicación y amor por su padre para que se sintiera orgulloso desde el más allá! (...)

¿Puede ser independiente un intelectual que cobra un sueldo suculento del Estado o de una corporación y que, por lo tanto, le podrá dar mejores oportunidades educativas a sus hijos, algunas compensaciones a su esposa y al final del camino obtendrá una jubilación “acomodada”?

¿Se puede ser crítico y al mismo tiempo empleado de quien se critica o de quien se debe criticar?

¿Qué ocurre cuando un nuevo gobernante se rodea de intelectuales reputados de duros, o críticos, o comprometidos, etc, etc? ¿Qué busca? ¿Cómo termina esa relación? ¿Existirán interesados en visitar los salones del Poder?

¿Y en convertirse en cortesanos para siempre? Sobre todo existiendo la posibilidad de transmitir el cargo al primogénito como en los tiempos de Indias. Eso sin mencionar a la esposa, el hermano, el cuñado, la amante y el yerno.

¿Qué le sucede, en consecuencia, a las lenguas y a las plumas de esos felices intelectuales agraciados con la grande de la lotería? Se callan, se inhiben, se adormecen, se autocensuran, se vuelven alcahuetes, chupamedias, serviles, y por miedo a meter la pata y arriesgar tan estratégica posición alcanzada no hacen nada. ¡Y santo remedio!

¡Pensar que cuando ingresaron a esos sacrosantos antros del Poder creyeron que se debían colocar las pilas y tratar de dar lo mejor de si mismos! ¡Qué error! El Poder desea precisamente todo lo contrario: ¡que suban y no hagan olas! (...)

La entrada en la corte mata al intelectual. Éste se transforma en un traidor -por acción u omisión- a quienes alguna vez dijo que se debía, y si quiere continuar siendo honesto para sentirse mejor consigo mismo y con su conciencia deberá abandonar a sus nuevos amigos. Otra traición entonces. Además, por el sólo hecho de incorporarse ya se ha traicionado a sí mismo. (...)

Puede solicitarse la obra completa gratuitamente (se puede utilizar con fines de investigación y educativos citando la fuente) al e-mail freddyquezada@yahoo.com

Saturday, December 15, 2007

DEL PARADIGMA DE LA CONTRADICCION
A LA HOLOARQUIA

Por Freddy Quezada

Si definiera con una sola palabra cada esquema de interpretación social, lo presentaría como una cadena, cuyos eslabones han pasado de un concepto clave a otro, más o menos del modo siguiente:
La modernidad, se movió alrededor de una contradicción central, generalmente de clases, en el seno de las sociedades, en particular las europeas y luego en los países coloniales, copiando su galaxia, a veces con variantes menores (sustituyendo proletarios por campesinos, o estudiantes o pobres urbanos o colonizados, etc), pero era una contradicción mortal, sólo superable con la fuerza y una concepción prometeica y representacional.

Con el descrédito de los metarrelatos emancipatorios, al menos en Europa (en especial de las minorías étnicas, lingüísticas, sexuales e identitarias), se abrió el dominio de una diferencia de nuevo tipo descentrada y sin redención, con énfasis en los derechos y en el ejercicio y reclamo de un poder que exigía reconocimiento y horizontalidad.

Como una correlación de la postmodernidad, herederos de ella, pero vinculándola a las excolonias de los imperialismos europeos, la postcolonialidad empezó a girar alrededor de las relaciones jerárquicas de poder que ha mantenido siempre el eurocentrismo en las capas ilustradas de las colonias, quienes aprendieron o envidiaron siempre, el modo eurocéntrico de superar unas carencias que ellos mismos nos enseñaron a creer que teníamos. Se niegan a definir a los “orientales”.

Los descoloniales latinoamericanos, herederos de los anteriores (pero con la diferencia que, al definir sujetos centrales, sucumbieron a la tentación de repetir la “representación letrada” y la “emancipación”), encontraron una colonialidad que es constitutiva de la modernidad y que abre una “herida colonial” sobre todo entre los grupos que la sufrieron, como las comunidades originarias y los afrodescendientes, quienes reclamarán una experiencia “otra” y aspiran a coexistir con los otros esquemas.

Por último, en EEUU, circuló marginalmente un paradigma basado en una holoarquía natural, un movimiento de jerarquía natural y anidada que puede llevarnos a un pensamiento de segundo grado integrativo y holístico.


Así, pues, la postmodernidad convirtió las contradicciones modernas en diferencias que los postcoloniales, a su vez, jerarquizaron de cara a un poder eurocéntrico en las excolonias, al cual los descoloniales llaman a coexistir desde epistemologías “otras”.


El paradigma holístico lo popularizó Ken Wilber. Básicamente dice que la realidad tiene cuatro cuadrantes (cerebro, conciencia, colectivo representacional y sistémico), conteniendo cada uno de ellos, ocho niveles o “memes” -- desde el más pulsional (representado por el color beige) hasta el más espiritual (color turquesa), pasando por el púrpura (magia), rojo (poder), azul (cultura), naranja (racional), verde (postracional), amarillo (holístico). Uno reúne en sí mismo todo el espectro, pero solemos estar fragmentados y desiguales ya que, por ejemplo, podemos estar en el cuadrante 2 y ser “meme” verde y cuando pasamos al cuadrante 4, ser “meme” naranja o, estando en el 3, ser amarillo.

La realidad, para Wilber, es holónica .Tiene cuatro puntas que tiran hacia abajo (subholonizándose), hacia arriba (trascendiéndose), a aislarse o articularse. El orden que tiene todo el cosmos es holoárquico, y este es el concepto que lo distingue de postmodernos y postcoloniales, alérgicos a cualquier tipo de jerarquías que, Wilber, para distinguir las “patológicas”, llama “naturales” a las suyas.

Dice, más o menos, que una jerarquía natural es un orden de totalidad creciente (como las partículas, los átomos, las células, los organismos, las letras, las palabras, las frases, los párrafos, etc) en el que la totalidad de un determinado nivel de jerarquía forma parte de la totalidad propia del siguiente nivel. En una de sus obras (Una Teoría de Todo), para probar su paradigma no rehúsa ensayar su punto de vista con conceptos de origen “oriental”, como los chakras (que los hace equivalentes a los “memes”).

Los siete chakras son simplemente una versión levemente más sofisticada del espectro que va desde la materia 1) hasta el cuerpo 2), la mente 3-4), el alma 5-6) y el espí­ritu 7).

Debe­mos distinguir, nos recomienda Wilber, el nivel en que se origina una determinada visión del mundo y el nivel hacia el que apunta. Cito de su obra referida:

“Marx, Freud y Adler son pensadores racionales que parten del chakra 4 y prestan atención a los chakras inferiores. Pero los mismos chakras inferiores poseen visiones del mundo que van desde lo arcaico (beige, chakra 1) hasta la magia (púrpura, chakra 2) y el mito (rojo/azul, chakra 3). En este punto es cuando emergen las visiones del mundo egoico-racionales (naranja/verde, chakra 4) que también pueden tomar como objeto cualquiera de los otros chakras. Así que cuando el chakra 4 cree en la realidad exclusiva del chakra 1, nos hallamos ante las filosofías racional-materialistas, donde destacan las figuras de Hobbes y Marx. Cuando el chakra 4 cree que la dimensión fundamental es la emocional-sexual, nos hallamos frente a un Freud; cuando centra su aten­ción en el chakra 3, nos hallamos ante un Adler, etc. Cuando el chakra 4 va más allá de su estadio y piensa en los dominios su­periores y transracionales -pero sin experimentar realmente una transfor­mación a esos niveles-, nos hallamos ante las distintas filosofías mentales sobre la espiritualidad (...) En el chakra 5 uno ya no piensa en la red-de-la-vida, sino que expe­rimenta directamente la conciencia cósmica al fundirse con todo el reino de la naturaleza. En el chakra 6, uno ya no piensa en los arquetipos platónicos ni reza meramente a una forma de la Deidad, sino que desaparece y se fun­de en la Presencia Divina. En el chakra 7, uno se sumerge en el infinito no manifestado, en el Abismo, el Vacío...”

¿Podríamos hacer el mismo experimento, también, con todos los paradigmas presentados en el cuadro sencillo de arriba? A veces, por ejemplo, me pregunto si los descoloniales no retrocedieron a un subholón y los postmodernos se aislaron en su continente, así como me pregunto si los postcoloniales no están en marcha hacia la autotrascendencia, apenas incluyan en su matriz las espiritualidades (amarillas y turquesas o chakras 6 y 7) de sus propias culturas.


Thursday, December 06, 2007

Eurocentrismo del Siglo XXI (W. Mignolo y reactores)


por qué escribe en inglés este tipo de temas, para que lo miren en el New York Times? o en la CNN en inglés? Qué busca?

Cuando uno dice que no está con “Ud ni con sus enemigos”, significa varias cosas en varios campos.

Cosa 1: se siente más allá del bien y del mal y les recomienda “otra” cosa que tardarán mucho, los pobres mortales eurocéntricos, en comprender.

Cosa 2: se siente el juez de ambos y los considera inferiores porque no conocen, los pobrecitos, una fórmula que sólo Ud. conoce, diciendo lo que dicen los demócratas más simples.

Cosa 3: sin estar ni en medio ni por encima de ellos, está por la reconciliación de ambos, pero se presenta como un componedor amistoso que los compadece porque no saben lo que hacen

Cosa 4: quiere reírse de ambos, pero necesita, después, con un pie de página, contarle a uno de ellos que fue un chiste suyo.

Campo 1: en la Academia estas cosas se pueden decir, incluso pueden ser más radicales y todavía me pregunto porque no lo hizo, cruzando sus piernas blancas y sacudiendo suavemente su pipa.

Campo 2: esas teorías suyas me huelen a antropología simple, pero concedamos, ¿porqué tengo que aceptar otro dualismo más eurocéntrico que su apellido, de modernidad/imperialidad (los malos) y modernidad/colonialidad (los buenos)?

Campo 3: en política no se opera así, amigo Mignolo. En Política uno no tiene más remedio que hacerle el juego a uno de ellos con la secreta ambición de hacérselo uno mismo y preparar escenarios más favorables para lo que uno busca. Si así se va a mover para organizar su escuela de pensamiento, búsquese a un buen político latinoamericano, de esos mestizos matreros que Ud. odia, páguele bien y aprenda.

Explíqueme, por favor, Doctor Mignolo, cómo podemos aprender a decolonizarnos con Poma de Ayala que era más cristiano que el Papa y cuyo organigrama de poder fue para agradar al Rey de España de entonces; con Cugoano que, aparte de su historia de dolor, respetable por cierto, no es más que la resemantización escrita de un liberto de toda la cosmovisión liberal inglesa; con Gandhi que estudió en las mejores universidades británicas; o con Fanon que, al decir de Homi Bahbha, no fue más que el traductor colonizado de las aspiraciones del colonizador (talvez por eso “no le interesa Bhabha” como dijo en una entrevista reciente).

A propósito, esta teoría decolonial no tiene nada que ver con esa discípula de Bahbha, Emma Pérez, cuyo libro “Decolonial Imaginary” publicó hace cerca de diez años? O alguien la está plagiando? Suya. Sandra Rentería.

Señor, deje de acordarle a Europa (que es un espacio donde hay también muchos puntos de vista, incluyendo el de los inmigrantes) un peso y una importancia que ya no tiene. Reoriente su energía hacia los EEUU aún a riesgo de su estadía ahí como profesor. La verdera violencia epistémica que yo veo desde Europa hacia América es la escritura (una violencia, digamos, gramatológica) algo que ustedes usan para combatirla, actuando, al parecer sin saberlo, como cómplices de lo que condenan. En efecto, el medio es el mensaje.

Con todo, son los medios audiovisuales de EEUU los que dominan el imaginario mundial y no veo que le brinden la importancia que merece. A lo mejor, por estar viendo hacia el pasado para justificar los cambios que propone su esquema: inventar al Platón (Puma de Ayala?)y al Aristóteles (Cugoano?) americanos, olvidan el presente, para repetir no el proceso europeo, sino más patético, sus gestos y fundadores.

Nunca sabremos, porque la mayoría de sus documentos escritos fueron quemados (sólo quedaron el Popol Vuh, el Chilam Balam y otros pocos y eso que contaminados por la traducciónde de las lenguas europeas) cómo eran y pensaban los pueblos originarios de América. A diferencia de los orientales que no perdieron sus textos escritos (El Corán, La Biblia misma, Las Cuatro Nobles Verdades, El Bagavad Ghita, La Moral de Confucio, El Tao Te King, etc) que apoyaron una cultura fuerte y competitiva aún en el dominio escrito. Por el lado de los esclavos, estos como ses abe, no sabían leer ni escribir la lengua de sus amos. Lo que sabemos de los indígenas es por los Cronistas de Indias, poco confiables (miraban más bien sus propios fantasías y terrores) y por algunos mestizos de la primera hora como Poma de Ayala, ya muy contaminados por el cristianismo. Nunca lo sabremos, de verdad señor, por mucho que usted haga el esfuerzo de imaginar qué miraron por primera vez los indios al ver las Carabelas de Colón. Los mismos conquistadores dicen que miraban dioses, algo difícil de creer. Dedíquese mejor, señor, a averiguar qué piensan y quiénes son los indígenas y afros de hoy (verá que a muchos de ellos les gusta la música, la moda y las películas norteamericanas). Venga a ver las encuestas en Guatemala. Si Usted insiste en este camino, me parece que los de la “izquierda” le terminarán llamando agente de la CIA, por desviar la atención de lo que son los EEUU y los de la “derecha”, socios menores del socialismo del siglo XXI, por andarse con paños tibios con Castro, Chávez y Morales.

Rafael Salas Arconte (guatemalteco)

Estimado Walter (si me permite llamarlo así) : me gustó su artículo porque demuestra, como dice uno de los comentaristas, que no es lo mismo la teoría académica que la política en las calles de América Latina. Me recuerda un poco a Lenin, cuando decía que la política se hace con ladrillos viejos, incluso cuando se busca un régimen nuevo u “otro”, como en su caso. Y en lo personal estoy de acuerdo con Rafael Salas, (uno de los que reaccionó a su artículo) a quien, de paso, me le presento y le informo que soy un humilde observador de las nuevas corrientes latinoamericanas de pensamiento (donde he polemizado con los descoloniales en términos parecidos al suyo, en http://freddyquezada.blogspot.com/); estoy de acuerdo, decía, sobre todo en esa curiosa definición que hace de “violencia gramatológica”, de resonancia derrideana (yo prefiero llamarle “arrogancia de la escritura” contra los otros medios, oral, gestual, visual y auditivo, más bien, dentro de una tradición anarquista)que para el caso, nos hace cómplices a todos los que escribimos y que sabemos que la mayoría (o las minorías significativas) de la que decimos hablar (o acompañarlas “desde” y “con”), no lo hace o lo hace muy poco (son ágrafos y estiman más lo audiovisual) abriendo una brecha escéptica de la que no podemos dar cuenta.

De todas maneras, Walter (de nuevo, permítame llamarlo así)reciba mis muestras de afecto y admiración por la terrible empresa que se ha echado de encima de impulsar una nueva corriente de pensamiento. Cuente conmigo como un crítico sincero y desprendido. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

PD: salúdeme, por favor, a Ramón Grossfoguel, de parte de “Relámpago”; él comprenderá.

Sobre descolonización/descolonialidad, una vez más

Por Walter Mignolo

Mis comentarios sobre “Eurocentrism 21st Century: The King and the Colonial Vassal” provocaron algunas reacciones immediatas. Una de ellas, pregunta por qué escribo en inglés sobre estos temas. En los próximos días traduciré el artículo al castellano y responderé a esta pregunta.

En lo que sigue, hago algunas aclaraciones dirigidas a preguntas y objeciones que se me hacen, y consejos que se me dan, de los demás comentaristas.

El término ¨descolonización¨ comenzó a emplearse, durante la guerra fría, en dos contextos distintos. En uno de esos contextos se entendía por ¨descolonización¨ lo que a finales del siglo XVIII y principios del XIX se entendia por revolución (Revolución Americana, Revolución Haitiana) o por Independencia (Independencia Argentina, etc). En este contexto ¨descolonizarse¨ significaba enviar las elites metropolotinas a sus países de origine y tomar las riendas de los gobiernos locales. Lo que ocurrió en Asia y en Africa fue paralelo a lo que ocurrió en las Américas siglo y medio antes: el colonialismo interno desplazó al colonialismo externo. Los criollos de descendencia Europea controlaron el gobierno y la autoridad en las Américas en las primeras revoluciones/independencia del mundo moderno/colonial. Los movimientos de descolonización fueron paulatinamente desplazados, al final del siglo XX, por la contra-revolucion neo-liberal, tambien conocida como “globalización.” Los procesos descolonizadores retomaron su rumbo y energía en Bolivia, con la elección de Evo Morales al gobierno. Sin embargo, tanto en Bolivia como en Ecuador y también en algunos sectores de la intelectualidad Venezolana, el contexto de uso del término “descolonización” se ha modificado.

El segundo contexto en el que se empleó el término “descolonización” durante la guerra fría fue el epistémico. El sociólogo colombiano Orlando Fals Borda propuso hacia mediados de los 70, descolonizar las ciencias sociales. Durante el mismo período, los tardíos 70, el filósofo Marroquí Abdelkebir-Khatibi propuso la descolonización epistémico-filosófica como paradigma de co-existencia frente y junto a la desconstrucción. Mientras la desconstrucción proponía y propone una crítica eurocentrica del eurocentrismo, Khatibi habitaba y habita otro espacio, el espacio de las fronteras entre el Islam y la Cristiandad (de ello hablo en Historias Locales/Diseños Globales). Su noción de “doble crítica” como método de descolonialidad se desengancha de la totalidad eurocentrada y atrapada en los legados categoriales del griego y del latin. Khatibi habita y piensa en la frontera entre, por una parte, la filosofía islámica y la lengua árabe y, por otro, la filosofía y las lenguas del occidente greco-latino, cristiano y secular. Hoy, en Bolivia, el sentido histórico del término de descolonización se junta con el sentido epistémico del término descolonialidad: descolonizar la educación, el estado, la economía presupone habitar y pensar en los bordes del horizonte totalitario del Eurocentrismo (repito: griego, latin y las seis lenguas europeas moderno/coloniales). En fin, para intelectuales del “tercer mundo” el concepto de descolonización fue una opçión necesaria frente a las tendencias imperiales del marxismo y de la teología liberadora. En Algeria tenemos a Malek Bennabi. . En décadas posteriores, de los 80 y los 90, nos encontramos en India con intelectuales y activistas como Ashis Nandy y Vandana Shiva.

Mi empleo del término descolonización/descolonialidad proviene del artículo programático e inaugural en el que Anibal Quijano mostró que el concepto de modernidad es solo la mitad de la historia, e introdujo el concepto de colonialidad como su lado oscuro, pero inseparable. Esto es, iluminó el hecho de que no hay modernidad sin colonialidad. Por lo tanto, la retórica salvacionista de modernidad y modernización es inseparable de la lógica imperial de colonialidad. Frente a esta realidad histórica hay varias opciones: adaptarse y asimilarse; resistir y estar contra o re-existir, esto es, trabajar crítica y creativamente junto a procesos globales hoy en marcha de descolonización epistémica, esto es, de descolonialidad. Mi empleo del término se inscribe en un proyecto epistemico-político específico, el así llamado modernidad/colonialidad/descolonialidad. Este proyecto tiene ya varios años de trabajo colectivo que ha sido resumido en un par de artículos. Uno, “Mundos y conocimientos de otro modo” de Arturo Escobar, antropólogo colombiano residente en Estados Unidos. El otro “Nueva perspectiva filosófica en América Latina” del filósofo colombiano residente en Colombia Damián Pachón Soto.

El término se emplea también en otros proyectos. Uno de ellos es del pensamiento Chicano/Chicana en Estados Unidos. El libro de Emma Pérez citado en uno de los comentarios es un ejemplo. En el movimiento político y filosófico Chicano/Chicana tanto los conceptos de “colonialismo interno” (introducido en América Latina por el sociólogo Mexicano Pablo Gonzálo-Casanova a finales de los 60) y de “descolonización” fueron por cierto conceptos claves para este proyecto. Como lo fueron para el sociólogo Fals Borda y el filósofo Khatibi, coincidentemente en la misma época e independientes de cada uno. No hizo falta en este caso un pensador, un modelo eurocentrado para seguir y aplicar, sino que la historia misma condujo a quienes se encontraron habitando las fronteras, pensando fronteriza y descolonialmente. El término se ha empleado desde hace tiempo entre los intelectuales indígneas en América del Sur y entre los pensadores Afro-Caribeños. Hoy, se mantiene vigente en las nuevas generaciones de Native Americans quienes hablan tanto de descolonización como de “indegenización de la universidad” “indigenización de la universidad.” El libro de la antropóloga Maori, Linda Tiwhai Smith, Decolonizing Methodologies. Research and Indigenous People, publicado en 1999, inició un largo debate sobre cuestiones de descolonización epistémica, esto es, de descolonialidad. Finalmente, el fenómeno Amawtay Wasi, en Ecuador, que es más conocido en América del Sur, es un caso radical de decolonialidad epistémica.

En fin, descolonización/decolonialidad son términos comunes a variados proyectos que tiene en común desengancharse de las reglas euro-centradas (lo cual implica su continuidad en Estados Unidos). Proyectos de descolonización/descolonialidad en las áreas del planeta cuyas historias locales fueron interferidas por las historias locales de los paises imperiales de Europa occidental y Estados Unidos, juntan hoy sus fuerzas con los proyectos descoloniales de las “minorías” inmigrantes en Europa y en Estados Unidos. Immigrantes que ya no son Europeos como en Argentina, Venezuela o Estados Unidos a finales del siglo diecinueve y principios del veinte, sino migrantes de lo que fue “el tercer mundo.”

La genealogía del pensamiento descolonial abre las puertas a respuestas descoloniales al dilema “estas conmigo o estas con mis enemigos.” A menudo dice Anibal Quijano, medio en broma y medio en serio: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.” Esto es el desprendimiento epistémico, el pensamiento fronterizo, el pensar de otro modo que describe Escobar en su artículo, el paradigma (diverso) de co-existencia como guerra epistémica. De lo contrario, nos quedamos en la telaraña del totalitarismo epistémico moderno (en la sintesis hegeliana, en la ruptura epistemica de Foucault, en el nuevo paradigma de Khun), en el cual la novedad es siempre evaluada en relación a lo anterior, en la linearización del tiempo y en el control de la autoridad enunciativa. Lo político, que en ese ámbito es controlado por el estado y el mercado, es un callejón sin salida para la sociedad política, si la sociedad política no cambia por cambiar las reglas del juego, los términos de la conversación y se mantiene presa en una lucha por cambiar los contenidos. Es decir, por resistir en vez de re-existir (Adolfo Albán, pensador y artísta afro-colombiano).

Esta misma idea la expresó en otro ámbito, aunque por motivos semejantes al pensamiento descolonial, el neurofisiólogo y pensador chileno Humberto Maturana. (1) Por un lado, Maturana re-introdujo el concepto de “emocionar” junto y complementario al de “pensar.” Por otro, desarrolló la idea de “variadas objetividades” y de “multi-verso” en vez de “uni-verso” (esto es, la idea hegemónica de universalidad pasa a ser en el pensamiento de Maturana, un componente más de un mundo multi-versal). Sin embargo y actualmente, el conflicto y la lucha epistémica se enmarca en la creencia en la “objetividad sin paréntesis” y la “objetividad en paréntesis”. La idea básica de Maturana, que no es simple. Empecemos por lo más básico.

La operación que constituye el criterio de validación de las explanaciones científicas—dice Maturana—es el mismo que usamos en la validación operativa de nuestras prácticas cotidianas en tanto seres humanos. De esta premisa se sigue, en un sentido estrictamente operativo, lo que distingue un observador u observadora en la vida cotidiana de un observador o una observadora en su papel de científico, es la orientación emocional del cienfífico o la científica que explica la consistencia cognitiva de su trabajo y su conocimiento usando solamente como criterio la validación científica que él o ella inventaron en su particular preocupación por regular los criterios de validación explicativa. Esto es, en su interés y compromiso por establecer, ellos y ellas mismas, criterios claros para generar explanaciones científicas que no interfieran con los criterios operativos que empleamos en la vida cotidiana. Esto es, los criterios de la explanación científica se basan sobre la puesta en paréntesis de las cualidades secundarias; de nuestro criterios vivenciales y existenciales para validar operativamente nuestras prácticas cotidianas.

De este principio, Maturana deriva una serie de conclusiones básicas para los futuros globales y las opciones descoloniales. Los criterios de validez descritos en el párrafo anterior constituyen lo que Maturana llama “objetividad-sin-paréntesis” y la lucha por lo uni-versal Por otro lado, existe el mundo multi-versal y los sujetos que operan cotidiana y científicamente con otros criterios de validación. Ello conduce, al mismo tiempo, a pensar lo político y lo ético de un modo-otro.

Los caminos (o métodos si se quiere), que conducen a la objetividad-entre-paréntesis la observadora acepta que ella es la fuente de toda realidad a través de la series de operaciones para establecer distinciones y diferencias en su práctica de vida. Esto es, el punto de partida no es la objetividad de un mundo allí, sino la subjetividad que no se puede eliminar o poner entre paréntesis, de la observadora. Al aceptar este método o camino, las explanaciones no son reduccionista ni tampoco transcendetales puesto que ya no hay una búsqueda “por la explicación última de todo” ni por la “verdad o manera correcta” de hacer política. Esto es, se ha relativizado o provincializado la creencia en “universales abstractos” (objetividad-sin-paréntesis) y se han abierto las puertas a “la pluri-versalidad como proyecto uni-versal” (objetividad-entre-parentesis). Estamos ya en un terreno común y complementario, tanto cientistas como Maturana como pensadores descoloniales en el ámbito de las ciencias humanas. Demos un paso más adelante.

De tal modo que cuando un observador u observadora habita y adopta el camino de la objetividad-entre-paréntesis, comienza por darse cuenta que dos observadoras que proponen dos explanaciones que se excluyen mutuamente pueden parecer—para un tercer observador—dos interpretaciones conflictivas de una misma situación o acontecimiento. Lo que ocurre aquí entonces es que los tres observadores no estan dando interpretaciones diferentes de una misma situacion sino que que las tres están operando en diferentes—aunque igualmente legítimos—esferas de la realidad y dominios explicativos. Lo que están haciendo es explicar diferentes aspectos de sus prácticas de vida.

Cuando esto es así—concluye Maturana—la observadora que habita la pauta operativa de la objetividad-entre-paréntesis, se da cuenta que habita en un multi-verso. Esto es, que habita en variados y diferentes (igualmente legítimos) mundos explanativos (aunque no todos igualmente deseables). Por lo tanto, cada desacuerdo explicativo es una invitación hacia una responsable reflección de coexistencia (conflictiva y dialógica) y no en una irresponsable negación de la otra explicación (Bush-Ben Ladin y viceversa, por ejemplo). En cambio, si se habita la objetividad-sin-paréntesis creemos que todo quien no está de acuerdo con lo que sentimos y pensamos, no tiene razón de ser o está errado. Esto es, nos ponemos en una posición de juez supremo y acusamos a las opiniones diferentes de ponerse en la posición de juez supremo en la que yo o sólo nosotros (los que pensamos igual) queremos estar.

El pensamiento descolonial, y la opción descolonial (que es descolonial en su singularidad y multi o pluriversa en sus manifestaciones globales), habita la objetividad-entre-paréntesis y opera explicativa, ética y políticamente en la formación histórica del mundo moderno/colonial constitutivo de la fundación histórica de la economía capitalista. A partir de aquí es posible comprender el pensamiento descolonial de Waman Puma de Ayala, de su uso estratégico del cristianismo (como se hace hoy, en las prácticas de teología de la liberación en América del Sur (Hinkelammert, Elaucuría) o en Africa) (ver en este mismo blog, bajo el rubro Publications, dos conferencias sobre pensamiento descolonial). De igual manera Ottobah Cugoano, lo cual nos permite comprender que pensadores como Gramsci o Bourdieu están sólo a mitad de camino, caminando sobre historias y subjetividades silenciadas, como lo argumenta convincentemente el intelectual y politólogo Jamaiquino Anthony Bogues en su elocuente obra Black Heretics, Black Prophets. Radical Political Intellectuals (2003). No hay dicotomía entre imperiales/modernos malos y coloniales buenos, sino un paquete the lucha sin cuartel en la co-existencia entre retórica de la modernidad/lógica de la colonialidad/gramática de la descolonialidad. La primera ecuación es una ecuación moderna y postmoderna (esto es, lineal, eurocentrada). La segunda se abre a la heterogeneidad-histórico estructural (ver el artículo de Quijano citado más arriba), a la analéctica (Dussel) y al pensar habitando las fronteras (border thinking).

7 Responses

“…uso estratégico del cristianismo (como se hace hoy, en las prácticas de teología de la liberación en América del Sur (Hinkelammert, Ellacuría)”. Esta expresión, amigo Mignolo, le puede ocasionar problemas políticos, porque pareciera decir que los cristianos, como ese europeo equivocado en tierras americanas de Hinkelammert o ese mártir zubiriano de Ellacuría, “instrumentalizaron” una creencia para obtener sus fines y engañar a los creyentes; puede ser, si lo vemos como la parte cínica de la ilustración de la que habla Sloterdijk (no espere mis disculpas por citar a un autor alemán), aunque yo sé que Usted habla más bien desde el esencialismo estratégico de Spivak (yo si espero siempre que Usted la cite), pero no les va a gustar a sus nuevos amiguitos cristianos, en particular a Dussel. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

Señor, saludo que respondiera a los comentarios. Tengo tres apreciaciones:

En primer lugar, me parece que Usted sigue también una retórica salvacionista (como la que critica de la imperialidad) porque no entiendo que significa “descolonizar” a alguien, sino es sinónimo de “concientizarlo”. Se ha preguntado Usted que muchos indígenas de mi país (yo mismo procedo de una familia quiché)no quieren se concientizados? Le repito, venga a ver las encuestas en Guatemala.

En segundo lugar, hasta donde supe cuando estudié en la “Landívar”, Fals Borda era enemigo de los métodos no sólo de las ciencias sociales sino de la institución universitaria como tal (si aún está vivo sería un crítico suyo muy fuerte)porque creía en la doxa (el conocimiento comunitario, oral, dramatúrgico y visual) y despreciaba la episteme (la escrituraria sobre todo), que yo agregaría que hubiese criticado también la “antiepisteme” que escribe como ella (es decir, como Usted y colegas de la descolonialidad).

En tercer lugar, cuando Usted habla de Aníbal Quijano, yo lo que recuerdo es que en la Teoría de la Dependencia había como una jerarquía disciplinaria entre ellos. En primera fila estaba la economía, en segundo lugar la sociología, donde estaba Quijano, y por último la antropología donde estaba un brasileño que no recuerdo cómo se llamaba. Lo cierto es que todos coincidían en situar en el corazón de su esquema a EEUU, algo que ahora al hablar de Quijano, no le da esa centralidad.Y no me parece que se encubra con la palabra “epistémica”.

Estimado Walter Mignolo: le envié dos comentarios a sus dos últimos artículos y no sé si saldrán, junto con este. Pero, espero que no se sienta ofendido, Usted que llama, y deseo creer que con pasión sincera, a ser críticos contra los esquemas dominantes. No replique, se lo ruego, en pequeño lo que está llamando a condenar en grande. Saludos cordiales. Freddy Quezada.

Don Walter: soy un seguidor de las discusiones entre latinoamericanos y le escribí al Dr. Damián Pachón, manifestándole que en Nicaragua hubo una polémica sobre los descoloniales entre Freddy Quezada, a quien admiro y leo con frecuencia y Carlos Midence, al parecer un antiguo discípulo de él.

En el blog de Quezada, alguien en la parte correspondiente a las reacciones, dice que las críticas de él son una especie de descolonialidad también, como la de Ustedes, pero sin emancipación y sumándole, además, una especie de taoismo. Pone la fórmla así: Descolonialidad - emancipación + taoismo. Yo lo que sé, es que él ha trabajado una perspectiva antioccidental, pero desde una espiritualidad “oriental” con comillas, como él le llama (dice basarse en Cioran, Krishnamurti y Ken Wilber). Y por eso ese encono y obsesión de él por atacar lo que los separa (el “telos” emancipatorio)de la escuela suya en vez, a mi juicio, de fortalecer los muchos lazos que los unen. Me parece que un diálogo entre estas dos perpectivas sería muy fecundo. Mis felicitaciones Don Walter por su meritoria labor.

Me parece que lo que está diciendo Maturana, con todo el respeto que se merece este teórico no lineal que, junto a Varela, descubrió (¿o inventó?) la autopoiesis en los procesos naturales, ya se lo había oído decir a Edgard Morin, el teórico de la complejidad, con su principio de contradicción concurrencia y complemento. Pero enhorabuena profesor Mignolo, que usted esté reparando en las teorías dinámicas no lineales que no han sido consideradas por las ciencias sociales como se debe y explotar el rico enjambre de métodos que tiene para ponerla al servicio de la descolonialidad. Felicidades por su página muy didáctica y sólida.

Coincido con el Señor Jonathan López. En la universidad donde estudié (Colombia) recuerdo que un profesor decía que la “autopoiesis” de Maturana y Francisco Varela, las “estructuras disipativas” de Prigogyne y los “fractales” de Mandelbroot, (y otros que se me olvidan) tenían un comportamiento parecido a lo que decían lo viejos sabios chinos. La “autopoiesis” es una manera de que las cosas se arreglen y se crean solas; las “estructuras disipativas” tienen, decía, una actitud como en la parte nuclear del I Ching y los “fractales” cambian y repiten al mismo tiempo los procesos. Era fascinante cómo el profesor relacionaba unas cosas con las otras. Por casualidad me encontré con esta discusión que, para serles sincera, no comprendo mucho, pero me agrada que se estén tomando en cuenta estas cosas. Besos a todos. Atentamente, Sara Lleras.

Reciba saludos afectuosos, estimado Doctor Mignolo. En algunas universidades de España se ha estado publicitando una cartelera sobre la descolonialidad. He tenido la oportunida de leer algunas de sus obras más recientes y tengo algunas observaciones.

1. Me parece que responsabiliza a los mestizos, aunque no sea explícito, al adscribirlos junto a los criollos, regalando una aliado, difícil e incómodo, es cierto, pero no sumiso. Una cosa es lo que haya dispuesto el eurocentrismo (voluntad el emisor) y otra como es recibido por el receptor (estrategias subalternas). Los mestizos en América Latina son el problema clave (por algo han pasado dos siglos dandole vueltas al asunto, los intelectuales de ellos mismos), porque son la bisagra de todos los grupos blancos, criollos, afros e indígenas. Es probable que se le vayan encima por esta razón.

2. Es curioso que usted rescate el papel de las potencias ibéricas, algo que ni ellas mismas (talvez los franquistas a su modo) se preocuparon en hacerlo. Inglaterra, Alemania y Francia, tampoco lo hacen. La escuela histórica de los Anales en Francia intentó hacerlo. Es curioso que venga una iniciativa de los vencidos (mas bien de un representante) a recuperarla.

3. Tal cosa me recuerda a Juan Goytisolo cuando dice que Said aborda levemente la ocupación árabe en la peninsula ibérica (8 siglos), y claro no lo puede hacer porque se le viene encima todo su edifico teórico. Pero eso no es todo, Europa misma fue capturada por una religión oriental como el judaísmo quien puso a su disposición todos los demás conocimientos incluyendo el grecorromano ya tamizado por el islam.

4. Octavio Paz dijo una broma reversiva cuando en una de las tantas celebraciones del “1492″, imaginó cómo sería Europa si las cosas hubiesen sido al revés. Recordaba siempre que los americanos también fueron imperios (inca, maya y azteca). Todos celebraron el ingenio del poeta, pero ahora ya nadie se ríe, porque es el caso de los inmigrantes en Francia, Inglaterra y Alemania. Es decir, Europa ya no es Europa.

Espero que sirvan de algo estas observaciones. Os saludo.

Friday, November 23, 2007

Hibridez comunicacional

HIBRIDOS EN FORMATOS DE COMUNICACION

Por Freddy Quezada

Un grupo de estudiantes me solicitó que escribiera algo sobre una charlita que les brindé como cierre de curso, alrededor de los formatos en algunos medios de comunicación en Nicaragua.

En los videos, que pueden observar ustedes aquí mismo, no se pueden apreciar muy bien la división que traté de efectuar. Los chicos, como siempre, hicieron mucha bulla. Pero en verdad seguía la clasificación que les impuso la modernidad que las alumbró: las funciones separadas y al mismo tiempo juntas que asumieron todos ellos (prensa, radio y televisión) que técnicamente después las reunirá en un sólo sitio e instrumento, INTERNET: educar, informar y entretener.

La educación informal (sencilla y por entregas) para las masas, fue el sueño que la modernidad le asignó a los medios de comunicación, sobre todo a la prensa escrita, la hija menor del mundo de Gutemberg. En Europa, y después en EEUU, esto significó simultáneamente alfabetización gratuita y obligatoria y abaratamiento de la prensa escrita para cubrir el mayor número de lectores. En las ex- colonias, el mismo principio gobernó para los pequeños círculos ilustrados, considerándose lo popular, no como en Europa y EEUU, a los campesinos, los semianalfabetos mestizos, aborígenes, afros e inmigrantes que no podían hablar la lengua dominante (los asioamericanos y otros).

Lo que en los países altamente ilustrados se generó, fue una lucha entre ellos (entre conservadores, liberales, marxistas, postmodernos, etc) mientras en los países subalternos esa capa ilustrada, muy pequeña en varios casos y en otras compitiendo con los semiilustrados, la relación se estableció de otra manera, porque participaron actores que no tenían nada que ver con esa ilustración, por que fueron excluidos, invisibilizados o porque ellos mantuvieron una racionalidad propia, reduciendo al mínimo las mezclas. La diferencia entre unos países y otro, además de la típica postcolonial de dominio, fue el número, peso y magnitud de los sectores, donde una minoría ilustrada siempre ha tratado de imponer su esquema cosmovisivo (desde la escuela nos enseñan normas para todo, para ver el mundo, clasificar al mismo tiempo clasificándonos según cánones dominantes, hablar, ser cortés, reprimirnos, pensar, "ver", sospechar detrás de cada acto, polemizar, recomendar, etc) y legal (la constitución escrita, los contratos, las reglas gramaticales, etc) a la mayoría que no le importa, la comprende de otro modo, la ignora, la mezcla y la enfrenta de mil maneras con lo que le llega de los medios audiovisuales que capturan su atención más que el universo escriturario. Cuando veo esos esfuerzos una y otra vez de liberar a los desempoderados desde los universos escriturarios (libros, prensas, universidades, intelectuales, profesores y lo que se le deriva como conciencia, organización, lucha y emancipación) sé que estoy ante una repetición de la cadena, aún en aquellos casos que se diga que se va en contra de ella. He aprendido con el tiempo que de lo que hay que liberarse es de los liberadores (medios de comunicación, herederos en esto de iglesias y partidos, incluidos).


Pero sigamos. La información periódica primero (escrita) e instantánea después (radial) fue cobrando independencia y peso con los avances tecnológicos, desde el telégrafo hasta el satélite que encontró, sólo más tarde, a la televisión que empezó a imponerse desde EEUU, con la nueva peculiaridad que ahora también entretenía.

La separación se mantuvo, aún cuando una de ellas fue dominando a las otras (por ejemplo, la función de divertir y la imagen, fueron superando la de educar y la de informar), en eso todavía los géneros y los formatos no se "osmotizaban", ni derrumbaban fronteras entre ellos. Es más, la INTERNET abrió la posibilidad de juntarlos (ya con un claro dominio iconológico) pero no revolverlos por dentro. Es de esto último que hablé para el caso de Nicaragua.

Si uno se fija en programas informativos como los noticieros matutinos de la Nueva Radio Ya , cuando los locutores brindan las notas rojas desde hospitales, juzgados, bomberos y cárceles, el toque de humor que colocan a través de dramatizaciones y pequeños "sketchs" (en lo personal gozo con aquel silbidito de paño de lustrador, que descarga uno de los presentadores al teatralizar el alza del jabón de los condenados por violación en los baños de las cárceles) obligan a dudar de la veracidad de la información o a tomar distancia de la seriedad de la fuente. ¿Cómo se puede reaccionar ante el híbrido? ¿Nos entristecemos, reímos y nos sentimos culpables después, nos indignamos, ya no contra los delincuentes sino contra los locutores, exigimos que se respete el género o que abraze claramente los viejas teatralizaciones radiales? ¿Qué hacemos?

Uno no puede evitar pensar que hay una continuidad de ese formato con el anterior que le precede en horario y que es, sin lugar a dudas, netamente humorístico: La Palomita Mensajera de Aniceto Prieto. Continuidad incluso física cuando continúan las bromas y "quejiditos " de la secretaria, o alguien que hace las veces de ella, en ambos programas. La seriedad se funde con el entretenimiento y no sé si por la experiencia, tedio y cotidianidad de los locutores en la cabina que, sin ellos mismos enterarse, están dando lugar a un nuevo género que puede resultar un éxito comercial.

Lo que nos enseña la época es a romper normas, cánones, no por medio de revoluciones como antes, o negociaciones de sentidos y paradigmas como hoy, sino a combinar, recombinar y seguir combinando un injerto dentro de otro. Cuando una tipología, cualquiera, se impone, casi siempre lo hace bajo la descripción (y ya sabemos el efecto de este poder, "describir es prescribir y proscribir", todo en combo) o bajo la racionalidad de tipo weberiana que no es más que la separación irreal, paradójicamente irracional, de lo que está mezclado profundamente en la realidad y que no sirve más que para imponer la racionalidad más dominante, en nombre de un respeto falso y salvador.

Algo parecido he notado en la televisión, también con los programas informativos serios (representacionales de traje y corbata) que, por contigüidad o por competencia, se han relajado y flexibilizado, sin llegar todavía al histrionismo de la Nueva Radio Ya, pero que ya cuentan con presentadores que se atreven a romper el canon, a invadir al otro formato y, a veces, a imitarlo dentro del propio. A ello me refiero cuando hablo de TV Noticias y 22-22, por ejemplo, entre la ósmosis de Andino y Pineda Ubau; entre los chascarrillos de aquel y las informalidades de esta. Entre la información de y para la alta cultura y la información de y para la cultura popular, que corre a cargo de pocos ilustrados. El humor está subvirtiendo a los géneros y los formatos, más precisamente, el entretenimiento, la función más hegemónica de la TV y que está sobredeterminando todos sus productos.


Por otro lado, también los programas de humor televisivos, donde se abusa de los sectores populares por medio de premios humillantes, reconocimientos indignos y burlas ofensivas, se ha roto una ética desarmada frente a un humor corrosivo que no puede juzgarla por el tipo de regímenes inconmensurables entre sí, al que ambos pertenecen. Es decir, al humor no se le puede normar, censurar o moderar porque sino se le mata su sentido. De aquí que, lo que sectores de sensibilidad ilustrada (es decir, profesores y estudiantes como nosotros) pueden ver como de mal gusto, irritante y violador de derechos, los mismo sectores sufrientes lo ven divertido, entretenido y hasta beneficioso.

Me parece que los medios en general se han repartido, en virtud de la mayoría que ellos mismos ayudaron a construir, el dolor para los sectores populares (nota roja), obviando que también tienen momentos calmos, tranquilos, serenos y relajados (la mayor parte del tiempo); el placer a través de un humor humillante para los ilustrados y para todos la felicidad (publicidad).

De todo esto, he llegado a creer que en la carrera de los medios por halagar a un objeto que ellos mismo construyen (la opinión pública) sin darse cuenta, han ido privilegiando el número, la cantidad, la superficie, la mayoría, en vez de la verdad, de suyo minoritaria, elitista y autoritaria. Y asistimos así a la derrota de la alta cultura, por parte de sus propios hijos, que tiene que hacer payasadas ahora para sobrevivir y agradar en la televisión mundial. Ahora parece que le tocará el turno a la información para ser subsumida.

Veo dos cosas en todo esto. Uno, el papel de la risa dentro del pensamiento normativo (Cioran decía que a Kant jamás se le encuentra una nota de humor o de tristeza) que despedazará todo; y la cultura de masas (la verdadera cultura popular de hoy) que impondrá una extraña igualdad perversa, de la que nadie puede salir indemne ni puro. Viniendo de polemizar con los decoloniales, reparo hasta ahora que esta escuela (preocupada en reescribir la historia desde 1492) no puede incluir dentro de su enfoque a los medios de comunicación por dos razones: a) tienen que hablar del presente y de la centralidad que juega no sólo la modernidad/postmodernidad en este asunto, sino la centralidad de EEUU en ella y b) en contacto con estas lógicas se levanta por los aires, la idea que los grupos sociales, étnicos o no, pueden guardar memorias y purezas cuando, al revés, se ven envueltos en identidades altamente inestables (cambiando a cada instante como las nubes), citacionales y performativas, como indica Judith Butler.

Al final, ustedes tendrán que hacer con este blog, lo que hacen con los canales, cambiarlo, como en Truman Show, cuyo verdadero mensaje y final no es Jim Carrey descubriendo la verdad y reconciliándose con la realidad, sino lo que hacen los dos vigilantes cuando termina el episodio final, al buscar TV Guide, para elegir qué seguir viendo y mantenerse encadenados.

Wednesday, October 31, 2007

Doce tesis taoistas

EL PARADIGMA WU WEI(12 tesis)

Por Freddy Quezada






Como no encontré portones en las iglesias, partidos y universidades donde clavarlas, las dejo aquí.

1. Wu wei literalmente significa no acción, pero no es pasividad, es abandono de sí mismo, acaso sea, desde occidente, a lo que se refiere Heidegger con su expresión “cada uno es el otro y nadie sí mismo”. Este paradigma es nadie y puede decir como el mismo Tao: “El mundo se arregla solo”.

2. Todos los paradigmas “occidentales” (incluyendo los de su periferia anti, post y des coloniales) han pasado de un destino sagrado a una acción que lo absorbió después, convirtiéndose en liberación aquel, y en crítica, esta.

3. Desde los paradigmas griegos hasta los postmodernos, el eje ha sido esperar una verdad trágica o revelada o partir a buscarla por medio de una acción calculada o no. De tal lección, ni siquiera las ex -- colonias han escapado. Estas siguen también persiguiendo una presencia plena por medio de cadenas de representaciones para llenar las ausencias de unos otros/as que no podemos conocer.

4. Los paradigmas modernos desde el funcionalismo, el estructuralismo, el marxismo y el postmodernismo contaban con grandes y pequeñas narraciones emancipadoras. Se trata ahora de no contar con ninguna. Nadie necesita ser salvado más de lo que quiera serlo.

5. O es la utopía o es la crítica, por separado, o ambas unidas por el eje performativo de la acción, el que ha sido el esqueleto de todas las aspiraciones occidentales y sus periferias. Los mil modos alternativos, paradójicos y subalternos de lucha, en realidad un único modo Tao, aún subsisten y todos los días responden a lo wu wei, como el agua que cae agradecida si se la deja libre, se nivela si nadie la acosa, se congela o hierve si lo permite la temperatura, se desvía si se la obstaculiza, se deja apresar si se la retiene, se hunde bajo tierra si desaparece de la superficie, se evapora si se la sofoca para luego descargarse con generosidad sobre la tierra, castiga con furia si se desencadena como tsunami, se serena si reposa.

6. Ser y deber ser, al fundirse entre ellos, no sólo disuelven la dualidad, sino que se suprimen, dando paso a todas las aperturas y posibilidades que ya están aquí, sin oposición ni resistencias. Cuando nuestra cultura empieza a actuar con una sola de todas las posibilidades, al colocarle la zanahoria al burro, como en los molinos, en nombre de mejorar sus condiciones, el burro no sabe que jamás la morderá. Perseguir lo imposible genera lo posible, decían los modernos. Y nunca hubo necesidad, porque lo posible se hace a sí mismo, le replican los post de todo tipo. El pensamiento es una reacción de la memoria (Krishnamurti) y no es la solución de los problemas sino el creador de ellos, al introducir en lo que es lo que debería ser; así, el pensamiento introduce el tiempo, al querer cambiar lo que es por medio de la acción. Lo cierto es que, basta que el burro tenga la lucidez de no alcanzar la zanahoria para desengancharse. Entonces atenderá lo nuevo sin comparar. Nada debe ser porque todo siempre es.


7. El “ocho gordo”, esa curiosa figurita iterativa, que aparece en todos los tamaños en los “fractales” dinámicos no lineales, es el buda del dolor. Su repetición crea lo mismo en todos lados, según han demostrado los teóricos del caos. La diferencia de un “budita” con otro, es sólo de tamaño, cantidad y magnitud, es decir ninguna, pero suficiente, en el campo social, como para dividirnos por ellas.




















8. Como en el yin yan, la crítica ya está en la utopía, como ésta en aquella. La diferencia, también, es sólo de tamaño. Ambas, al “saberse” en lugares opuestos aunque asimétricos, se anulan. ¿Qué queda? El poder. Krishna le dice a Arjuna, al solicitarle consejo para elegir bando: “lucha tan sólo por luchar /Y no te ensuciará la acción pecaminosa”.



9. Ahora lo sabemos. La sabiduría es estrategia pura. Los orientales han sabido esto durante siglos. Por eso fueron guerreros y luchadores, al mismo tiempo que sabios. A veces lo combinaban con el humor (Zen) a veces con el placer (Shiva) a veces con la paradoja (Tao). No hay contenidos de sabidurías, sólo estrategia pura (derrotas convertidas en triunfos, éxitos en base a debilidades nuestras, vencedores sin victorias, triunfos sin luchas, batallas sin ejércitos, enemigos colaborando con el adversario sin saberlo, etc). Así Sun Tzu, Sun Bin, Lao Tse, Chuan Tse, las 36 estrategias chinas, el ju jit su, el kung fu, los samurais, el zen, etc.

10. Viendo así las cosas, la lucha por la lucha misma, sabidos del espejismo de los fines, sólo puede ser tomada como juego ilusorio, y así deben verse las imposiciones que se hacen entre sí los juegos de lenguaje (Wittgenstein), los paradigmas (Feyerabend), los sentidos (Cioran) y los dualismos que impone el pensamiento (Krishnamurti).

11. Los que estuvieron más cerca de tales juegos, como Maquiavelo, Clausewitz, Savanarola, Fuché, Talleyrand, Gracián, Marx, Gramsci, Foucault y otros, comprendieron esto con demasiada seriedad, transmitida por sus horizontes de sentido. Cuando se cree que en el mundo hay una parte radiante y otra oscura, es porque “alguien” cree observar la oscuridad desde la luz y cree que hay que llevarla al otro lado para alumbrarla. Aún cuando todo quedase iluminado, permanecerá siempre la oscuridad que anida en el observador separado de lo observado.

12. El placer cumplido es el dolor de empezar a luchar contra los demás para no echarlo a perder. Huyendo del dolor para buscar el placer, es que conseguimos el primero y, cuando en las pocas ocasiones obtenemos el segundo, empezamos a sufrir al defenderlo. Rafael Pombo, un poeta colombiano (combinando los conceptos claves de estas 12 tesis como placer, dolor, memoria, pérdida, ausencia y presencia ), nos dice de un sólo golpe:



“el recuerdo del placer
es el dolor de su ausencia
y nos duele en su presencia
el tenerlo que perder”.

Wednesday, October 10, 2007

Apostillas a "De Mesías a Cirineos"

Apostillas a un "mesorrelato"

Por Freddy Quezada

Debo agradecer, desde mi nueva identidad de Tin Tan asignada, las aclaraciones sobre la decolonialidad que mi ex – carnal Marcelo (identidad que, en reciprocidad, devuelvo) ha efectuado. Una verdad se pone a prueba según el número de bromas que soporte.

Cuando un creyente va a las cruzadas, si me permite el consejo, mi estimado carnal, lo primero que solicita es la bendición de unos señores, como los que se cuentan entre los suyos y luego desenvainar con furia la espada contra unos infieles, como los que se cuentan entre los míos. Sin embargo, no veo a sus superiores por ningún lado, a menos que, como aquellos seres cabezones del Planeta de los Simios, nos estén observando a través de su pirámide de cristal.

En mi casillero electrónico muchas personas me expresaron que no han entendido nada de la polémica. Algunos groseros, incluso, dicen vernos a Midence y a mí, como dos payasos riéndose, no el uno del otro, sino los dos de los demás. Cierro, por mi parte, esta polémica y presentaré mis ideas principales ante las dos objeciones que me parecieron básicas de la contracrítica de Carlos Midence:

a) El método que empleo de “atacar sin proponer” que yo celebro y, él censura y;

b) La insistencia por “la genealogías de las ideas” (en verdad más que el origen, lo que me importa es el destino, el sentido).

Me parece que la descolonialidad son 4/5 copias del postmodernismo y del postcolonialismo (sin citarlos) y 1/5 regreso a la emancipación, que se presenta como alternativas "otras", diferenciándose de lo "nuevo" para superar a una modernidad/colonialidad, donde los EEUU están disueltos. Sería bueno que se dieran una vuelta por el texto de Boris Groys (algo visto desde siempre por los budistas y más cercanamente por Krishnamurti) para ver la diferencia entre lo "nuevo" y lo "diferente" que lo hace a ambos, el museo en el caso de aquel y la memoria en el caso de este. A propósito de Krishnamurti, Mignolo dice que en una entrevista reciente que "El pensamiento es más grande y amplio que la filosofía occidental", esta huida hacia adelante le hace creer que obtiene un refugio en una certeza que es precisamente el problema de todo ya señalado por Krishnamurti: el pensamiento. Este fundamento es el que todavía les hace falta a los postcoloniales seguir presentando. Ellos están más de cerca del asunto que cualquiera de nosotros.

La modernidad, no importa si colonial o no, de segunda o primera generación, enseñó dos cosas (ellas mismas dentro de su dualismo platónico inherente) por encima de cualesquiera otras: a) A soñar y b) A rebelarnos. La utopía y la crítica. Una no se puede entender sin la otra. Jamás pueden ir separadas. A excepción del postcolonialismo y de algunas filosofías orientales, todas las críticas, enseñadas por el mismo sistema bajo cuestión, hacia un paradigma, es para superarlo, retarlo, sustituirlo, competir o simplemente destruirlo.

Los "descos" proponen y critican, como hacen todos los paradigmas nuevos, al mismo tiempo. Crítica, tic, utopía, tac. Tic, tac. Cuando dicen colonialidad del poder, tienen que criticarla y proponer la descolonialidad como superación; del mismo modo, con la del saber, tienen que repudiar a los autores canónicos que la representan y proponer los propios, incluyéndose ellos mismos; o, por último la del ser, inventándose como centro (el del odiado Aristóteles) entre un conquiro y un sub alter. O entre un nazi feroz (Heidegger) y un judío indefenso (Levinas)

La utopía pura es religión. La crítica sin alternativa, es decir criticar por criticar, produce solo placer si se hace desde el humor y el arte. Pero la crítica mantiene intacto los sueños, al cambiarlos, cada vez que ella se renueva. Este es el gran secreto de la modernidad. Vive y se mantiene del uso de un instrumento que ella misma prepara: la crítica. Esta apertura (en el sentido de Heidegger) la hace aparentemente invencible. La mayor parte de los críticos, por muy sofisticados que sean, al no desconocer los sueños, las utopías y las emancipaciones, de hecho, las continúan en distintas versiones, haciendo correr el carro del sistema sin enterarse y terminando asombrados cuando sus críticas y modelos han sido absorbidos (¿será esto lo inconcluso de la modernidad habermasiana?).


El escepticismo (algunas variedades de nihilismo también) son las únicas propuestas que se enfocan más en los fines utópicos que en los medios críticos. Tal vez pues tengamos que hablar de un ego utopicus, en vez del conquiro, esa chifladura de Dussel que sólo los descoloniales le paran pelota, y del ego cogito, esa sutil extensión tomista de Descartes.


Soñar, se convirtió por medio de la colonización (América era el sueño y “Oriente” el terror) y del racionalismo, en la capacidad de construir utopías, emancipar a los indefensos y víctimas del sistema, construir paraísos para ellos, deshacerse de los enemigos. Para ello, la modernidad nos educó a todos metropolitanos y colonizados (como les gusta dividir el mundo ahora a los descos), en criticarla y uncir sus resultados al carro de las alternativas utópicas (liberalismo, marxismo, neoliberalismo, anticolonialismo, postmodernismo, decolonialidad, etc).


Cada vez que creíamos derribarla, la fortalecíamos. Incluso el neoliberalismo, que cree que la utopía se ha consumado en nuestro presente, tiene que impedir (con una crítica sin cabeza en las nubes pero con los pies en la tierra) que los otros consigan la suya y el sueño cumplido se les está convirtiendo en una pesadilla. He excluido deliberadamente a los postcoloniales porque son los únicos que no prometen nada alternativo. Pero todavía funcionan como los escépticos clásicos al suspender su juicio o como los dialécticos negativos al negarse a definir sus alternativas. Y me parecen muy simples. Empero, estoy a la espera que los postcoloniales empiecen a incluir en sus lecturas la filosofías y enseñanzas de los grandes maestros de sus propias culturas, como Lao Tse, Buda, el Zen y algunas ramas del hinduismo, cuyas paradojas y lecturas han sido más aprovechadas, a su manera, por científicos occidentales de la última generación (Bohm, Capra, Morin, Bateson, Wilber, Caólogos, etc).

Imagino que la critica no es la única ni la mejor manera de superar un obstáculo. Hay miles de maneras más y muchas las usan los débiles para sobrevivir y los subalternos para manejarse con los hegemónicos. Por ejemplo, hacerse el muerto, el idiota, el payaso, el ignorante, adular, colocar trampas, invisibilizarse, callar, burlarse, calumniar, dar la razón al ilustrado sin entender ni papa, hacerse el admirado, etc, etc.

El eje central de todo paradigma moderno (y creo que también antiguo) es asignarle sentido al dolor humano. De ahí que, el propósito de todos ellos para reducirlo o superarlo sea: a) liberar del sufrimiento a los más débiles, vulnerables e inocentes, concebibles como muy unidos entre sí; b) castigar a los responsables, concebibles como muy crueles e insensibles y c) ofrecerles una salida feliz a los dolientes, que sólo quienes la han descubierto, pueden ofrecerla. Esta espina dorsal constituye el núcleo de toda historia contada, como narración, en especial las emancipadoras. Paul Ricoeur (apoyado en Aristóteles, a quienes cito no por europeos sino por honradez) señala bien este parentesco de las leyes del arte y de la Historia (con la mayúscula que le gusta seguir usando a sus creyentes) y demuestra que las “leyes” de toda historia responden a las reglas de las composiciones narrativas (Lyotard lo único que hizo fue denunciar la ilusión, Derrida descontruirla, Baudrillard burlarse de ellas y los postcoloniales usarlos a todos, para tomar distancia de sus propios héroes anticolonialistas y luego suspender su juicio o abstenerse sobre cualquier otra alternativa que repitiera lo criticado).

Camus, desde otro punto de vista, también lo supo ver cuando dice que el sentido (material de todo horizonte y tejidos ficcionales) de la vida (no la vida misma, obsérvese bien) es la más importante de las preguntas. Heidegger mismo pasa más de la primera mitad de su obra monumental hablando del sentido (herencia de su maestro Husserl) del ser y sólo más adelante del ser mismo.

Pero si por un instante uno desconoce que el sufrimiento tenga sentido (no digo que el dolor no exista, obsérvese bien, sino que tenga sentido), cualquier paradigma liberador se derrumba. El sentido en sí mismo une el texto y la realidad. Fuera de él, a riesgo de repetir paradójicamente, para demostrarlo, el dualismo que se denuncia, sólo está la locura, el sinsentido, el vacío. "Cada uno es el otro y nadie sí mismo", decía Heidegger. Separar el dolor de un placer sólo encontrable al final de un camino es propio de nuestra cultura. Y no obstante, hoy todos tememos y deseamos, al mismo tiempo, ser el otro. Tememos, por una parte, que los otros/as en su infinita subdivisión desparezcan y deseamos, por otra, encontrar en ellos el poder que suponemos desaparecido en nosotros. Algunas sabidurías “orientales”, han sabido ver esto durante milenios y muy pocos la consideran importante. Incluso, la borradura del "yo" en la escritura y el uso del "Se" reflexivo heideggeriano, que los descoloniales creen que empezó con Descartes, tiene relación directa con el pensamiento, algo intocable para los occidentales. El pensamiento siempre ha sido el problema y en ningún caso la solución. El techo y límite de todo pensamiento, occidental o no, así como del lenguaje, es la paradoja. Y además, entre otras cosas, y para lo que interesa en estas apostillas, echa por la borda cualquier narrativa. Cualquiera !!!!

Jorge Luis Borges, en El Jardín de los Senderos que se bifurcan, habla del libro incoherente de Ts' ui Pên, donde aparece un personaje vivo en un capítulo y muerto en otro. Y los herederos lo declaran, por eso, inservible. Pero es el "fundamento escrito" de su sabiduría que sus sucesores no pudieron ver. Es en efecto el fundamento de todo escéptico que lo lleva, para decir la verdad, a traicionarse e interrumpirse a sí mismo a cada instante cuando habla (un poco como el elogio de la inconsecuencia al que se refiere Kolakowski), o a callar para decirnos de ese modo la verdad y que el observador externo puede confundir con un ignorante, pero jamás con un sabio. Ya lo intentaron y a su modo lo obtuvieron Bohm/Krishnamurti; Capra/El Tao; El Wittgenstein de El Tractatus/Mística; Morin /Budismo; Teorías del Caos/Zen, Wilber/holismo y otros.

Los “descos” han invertido la vieja idea que somos “enanos a hombros de titanes” y se creen ellos, ahora, los gigantes a hombros de aquellos. Empiezan a entusiasmarse (a veces a enceguecerse) con sus propias ideas, pero no se saben repitentes del ritual. Y el burro, otra vez, empieza a perseguir la zanahoria.

Los descoloniales han desplazado (a lo mejor porque empiezan a valorar hasta ahora la magnitud profunda de la derrota del paradigma emancipador liberal, marxista y neoliberal en América Latina) a EEUU del eje de las reflexiones (es como sino existiera y sus efectos de poder visibles en la industria cultural y las nuevas tecnologías no pesaran) y han regresado a Europa (pero a la vieja y vigorosa de ayer y no a la decadente y débil de hoy) dejando la impresión que la contradicción gira alrededor de metrópolis y colonias como en la época, tal vez por eso han regresado a ellos, de Fanon y Cesaire. Operan un giro hacia atrás, como buscando raíces, antes incluso de la aparición de EEUU, que en el viejo esquema de Quijano y Wallerstein, todavía es importante y que los "descos" descabezan a conveniencia.

Conscientes que un esquema metrópolis/colonias tiene que dar cuenta de las libertades reales y formales obtenidas a través del tiempo (independencia, abolición de la esclavitud, libertad de prensa, empresa y pensamiento, derecho al voto de las mujeres, revoluciones, democracias, etc), sea fruto de la lucha de los colonizados o concesiones de los hegemónicos, además de unas migraciones salvajes, corren el riesgo de flexibilizar todo el esquema y eventualmente echarlo por tierra. O presentar como falsas las conquistas. Porque ya no somos colonias europeas, somos países deudores de las IFIS controlados por EEUU. Y no somos aborígenes sufridos, ni afrodescendientes encerrados en ghettos, sino una mezcla inextricable de todo. Pero mezclados están también los dominantes y lo estarán más por las migraciones sucesivas. Estamos claros, sí, que las mezclas no son las mismas y el poder que ejercen no es igual. El poder construye diferencias e igualdades a conveniencia. Y el contrapoder es su arma secreta (y la acción el eje que los une). No es casual que Mignolo diga que ya superaron la etapa de "Estudios" y están en la de "proyecto", es decir, preparándose para la acción tras un objetivo, que es lo que significa "proyecto" (arrojado "yecto" hacia adelante, hacia el futuro) en los términos más modernos que uno puede imaginar. ¿Repiten o no la historia? Venga la maldita pregunta occidental que ocasiona todo y que no se advierte a sí misma: ¿Entonces, qué hacemos? Respuesta : nada.

Los descoloniales, esa especie de mesorelato que descree en los grandes (recogiendo con ello lo mejor de la tradición postmoderna y postcolonial), pero al mismo tiempo no le satisfacen los pequeños (en particular los movimientos sociales de los que creen ser sus Cirineos epistemológicos), bien pueden representarse a través de varios elementos que, por razones pedagógicas, ofreceré de manera individual y aparentemente suelta (como un guión cinematográfico), pero que en su tejido y composición narrativa cuenta con todo el sentido de los paradigmas que le han precedido. Tejido (mérito de ellos que nadie discute) que saludamos como un esfuerzo académico más pero que no sabemos a dónde irá a parar. Si los jesuitas intervienen desde sus Universidades con más fuerza, puede que reediten discursivamente una suerte de republica Guaraní descolonizada en segundas nupcias. O a lo mejor van a parar al socialismo del siglo XXI, conviviendo con Heinz Stefan Dietrich o a la CLACSO con Emir Sader y Eduardo Grüner. Les deseo suerte, profesores, pero no los acompaño.

1. Villanos: modernos/coloniales. El grosor del enemigo comunica la magnitud a un relato emancipador. El tamaño desmesurado de los enemigos (debe presentársele sin fisuras internas o, de haberlas, tienen que ser secundarias) es casi siempre inversamente proporcional al de sus adversarios. Entre más pequeños son los unos, más grandes se imaginan a sus enemigos. Entiendo que se hace para impresionar (¿a quiénes, no sé?) con la magnitud de sus tareas hercúleas y prometeicas.

2. Héroes: en el relato descolonial son los profesores mismos, con un grado sustantivamente menos que los líderes redentores clásicos. Buscan la segunda descolonización para completar la primera de los Fanon, Cesaire y Cabral pero desde locus universitarios. Estos héroes y heroínas pasan así de Mesías a Cirineos.







3. Lugares
: nada hay más parecido a una Universidad que otra, esté donde esté. Alguien decía que pasa lo mismo con hospitales, hoteles, restaurantes, aeropuertos, avenidas, Shoppings. Es la arquitectura de Le Corbusier hecho para el ciudadano del mundo. La única diferencia entre Universidades (pese a la INTERNET) son los recursos y el poder de agenda. Fue desde una universidad rica que se fabricó la descolonialidad; es desde otra (pobre), donde le respondemos. Los verdaderos lugares de los descoloniales son las Universidades ricas, para descolonizar desde ahí a las pobres a donde migrarán en la que medida que las vayan “concientizando”; discursivamente, son los espacios de los países colonizados, los locus como le encanta decir en ese latín que odia, a Mignolo.

4. Teorías: postcolonialismo en reversa. Prohibición autoritaria del uso de autores eurocéntricos (permiso sólo el de ellos para criticarlos, en algunos casos para plagiarlos y terminar siendo como los amos blancos que desprecian a sus esclavos negros, pero les encanta violar a sus mujeres) en vez de sumar más y más autores no eurocentristas (budistas, taoistas, hinduistas, zen) y desaparecer a los villanos por ahogamiento masivo.

5. Aliados: marxistas abiertos, teólogos de la liberación reciclados, eurocéntricas arrepentidas, ex -- subalternistas latinoamericanos, desertores del postcolonialismo, desencantados del postmodernismo.

6. Sujetos privilegiados: pueblos originarios, afrodescendientes y colonizados.

7. Precursores: Aníbal Quijano en exclusiva, pero por qué no Darcy Ribeiro, más radical que todos ellos juntos (¿porque puede descentrar el foco escriturario, incluyendo a Poma y Cugoano, hacia las culturas ágrafas?); o Raúl Fornet Betancourt (¿porque puede disputar el centro del Tawantinsuyu descolonizado o sería, ya con él, intercultural?) u Orlando Fals Borda (¿porque sus métodos son totalmente antiuniversitarios?) que apenas uno de ellos lo cita.

8. Horizonte: emancipación horizontal y a medio alcance (meso), acompañada de héroes, sujetos privilegiados y aliados contra los villanos. Núcleo de la trama La Misión II parte. Propongo, si es épica, de nuevo a Robert de Niro en el papel de Mignolo; pero si es comedia a Jim Carrey.

9. Métodos: demostrativos, racionales y académicos. A veces cinematográficos alternativos. Todos con el propósito de descolonizar almas, cuerpos y mentes.

10. Corrientes internas: a) teóricos (Mignolo que las equilibra a todas) ; b) mujeres (Schywi, Walsh), curiosamente de origen europeo y norteamericano, militantes de movimientos sociales étnicos sudamericanos, claramente emancipadoras; c) liberacionistas cristianos y seculares, recién llegados (Dussel, Maldonado Torres, Castro Gómez, ahora Midence;); d) semi escépticos (Coronil, Lander, Grosfoguel).

11. Escritores canónicos que no se usan: Poma de Ayala y Cugoano.

PD: Para los interesados en el libro "El Giro decolonial" (Copyright 2007) aquí se los obsequio de forma gratuita.